Solidaridad vecinal. Anexo II. A las armas.

Y bajo a comprar el pan y a tirar la basura...

Recogida neumática de mierda. Agujero en la pared. Tiras la bolsa y te olvidas.

Y de repente mis ojos se centran en un estercolero de mierda. Literal. 

20 bolsas de basura, una caja de pizza con perfectos triángulos sin morder y mucha mierda varia por el suelo. Y de repente no me puedo contener. A gritos. "VAYA PANDA DE CERDOS"  seguro que alguno de los cien vecinos me ha escuchado y con un poco de suerte los cerdos también.

La indignación me lleva a la tienda de los chinos a una velocidad que casi me siento teletransportada y mientras pienso si pongo un cartel a mis queridos vecinos los cerdos y hago una foto. El hambre voraz del Loco Bajito y la hora me impiden hacer lo que realmente quiero. 

Y me quedo pensando que  quizá la próxima vez  tenga la suerte de ver alguno de los cerdos y hablar con él o mejor aún y por qué no, inmediatamente después, esperar que se suba a su casa y con una actitud de generosidad absoluta  subirle la mierda a la puerta de su casa llamando al timbre y con una maravillosa sonrisa. Decirle: "Ésto es tuyo lo has dejado olvidado".

A partir de ese momento. A los pocos vecinos con los que me cruzo no puedo dejar de mirarlos sería muy seria. Cómo si les quisiera abofetear. 

Pensando si son los soplapollas que llaman a la policía porque un coche ha aparcado mal dentro de un garaje privado o si son los soplapollas cerdos que dejan la basura fuera porque es un esfuerzo inusitado meter la jodida mierda en una bolsa más pequeña y tirarla por un agujero.

Y menos mal que mis ventanas no dan al punto donde tiramos algunos civilizados la basura y los cerdos incivilizados la dejan desparramada por el suelo. Porque puedo casi jurar que me iba a comprar una pistola de pint-ball  con mira telescópica. 

Y de vez en cuando pienso en si les pillo, si les voy a decir que son unos mal educados, una panda cerdos o directamente me voy a cagar en la madre que les parió.