Y después del tiempo que ha pasado todavía no he visto aparcado un coche en la plaza de al lado. Qué ganitas tengo, qué aparezca.
Y otra llamadita de mi ex que me vuelve a decir que me ha vuelto a llamar la policía local de mi pueblo. Genial, si alguna vez me paran siempre podré decir aquello de yo soy aquella del coche. Y está vez la espuma empieza a salir por mi boca y los ojos se me ponen rojos y los puños no me da tiempo a apretarlos porque empiezan a salir de mi boca toda clase de improperios aludiendo la solidaridad vecinal y la soplapollez colectiva.
Y llamo por teléfono a ver si la gilipollas soy yo...La plaza era la cincuenta ¿verdad?". Sí. Y otra vez los improperios se hacen dueños de mis neuronas..."Estos son una panda de gilipollas del quince, menuda panda de subnormales..."
Y de repente, dos puntos entre comillados.
Anele, Anele ¿Cuantos coches había aparcados cuando llegaste? Ninguno. ¿No te habrás equivocado de plaza?
Efectivi.
Cuando baje me había equivocado en tres plazas, estaba en la cuarenta siete.
Estoy deseando que empiece la temporada de pisci, las entradas anecdóticas serán de nota.
Menos mal que me presenté al conserje y es coleguilla. Se parte conmigo. Y a mí es que no me extraña
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