El día se hace corto. A veces.
Hoy he tenido algo así cómo una iluminación, una clarividencia. Me voy a obligar a pillar el transporte público por lo menos una vez al mes. Te da una perspectiva diferente de la realidad. Y más si sales de la zona norte de Madrid y llegas a la Sur.
La ropa, las miradas no son las mismas. Las ojeras, los hombros caídos, incluso el cansancio de los rostros es diferente. Es más profundo.
A lo que iba, que he de coger el trasporte público una vez al mes por lo menos. Además están por ahí tirados, esos periódicos gratuitos en los que a veces lees cosas ¡¡Cómo esta!!:
Si se da el caso improbable que no imposible de que el autor lea esto, estaré encantada de publicar su nombre. Y darle un sonoro aplauso por el simple hecho de creer en la especie humana y dar un homenaje tan bueno y tan sencillo a un pueblo abatido
Escrito por U.B. en el periódico 20 minutos.
Japón, inmortal.
No necesito la opinión de analistas para explicarme la actitud del pueblo japonés. Basta con mirarme en el espejo por las mañanas para saber que quién se refleja es el ser vivo animal racional que más rápido evoluciona para adaptarse al medio sin importarle donde nazca.
Japón evidencia ahora cómo nuestro comportamiento humano articulado en el orden y en la prioridad, la solidaridad, el bien y el fin comunes reportan magníficos beneficios a los de su especie.Tantos que ya emprendimos en el siglo pasado a la carrera espacial sostenida por los avances técnicos que, como se anuncia con participación española, nos acercaran pronto a Marte. Con esos ingredientes y herramientas, el hombre sobrevivirá a cualquier catástrofe natural o científica.
Lo que la televisión muestra al presente es la inteligente manera de afrontar la adversidad de la pérdida violenta de nuestros seres queridos con toda la dignidad posible. ¡Qué grande es el hombre! Gracias a Japón por inmortalizarlo.
U.B.
El autobús, todos los días.
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